El día 3 de Marzo realicé la 5ª edición del Taller del Despertar del Héroe. Hay algo que me maravilla cada vez lo hago y es la sabiduría del inconsciente y cómo este se expresa y manifiesta a través de diferentes formas en el taller.
Hay un momento en el que los participantes eligen una carta al azar la cual contiene un concepto y un dibujo. Es fascinante observar cómo ese concepto y dibujo es una expresión generalmente del mundo interior de quien la escoge. Es una vía para verse a uno mismo con mayor profundidad, para ir hacia adentro, para autoconocerse.
El Viaje del Héroe consiste entre otras cosas, en adentrarse en el mundo desconocido que reside en nosotros. Sólo los héroes cruzan el umbral de lo conocido para atreverse a mirar más allá, so riesgo de encontrar aspectos dolorosos, inaceptables, etc. Pero el viaje sin duda vale la pena porque uno regresa con una comprensión mayor de uno mismo, lo cual es liberador y nos confiere mayor autonomía y aplomo.
Otro de los ejercicios que realizamos es el de manifestar un mandala con nuestro mundo interior. En cada dibujo se expresa nuestra mente, si está clara, confusa, tranquila, agitada; nuestras emociones, si están desbocadas, expansivas, si no las comprendemos, si estamos confundidos, si estamos serenos; nuestro momento vital a través de las formas, los colores, la intensidad del dibujo, de la fuerza que se proyecta en él. A través de los mandalas podemos ver la fuerza o debilidad, la vitalidad o tristeza, rasgos de personalidad que se expresan por si solos cuando aprendemos a mirarlos. Es un espejo del estado de nuestra Alma.
Es para mí un placer realizar este Taller porque siento que cada vez que lo hago, estoy contribuyendo a que otros buscadores avancen en su camino y cada experiencia me enriquece con lo que aprendo del viaje personal que cada uno está recorriendo.
En esta ocasión, he tomado más consciencia todavía de lo importante que es el rescatar a nuestro niño o niña interior para poder ser adultos soberanos de nuestras vidas y por tanto de nuestro planeta. Cuantas personas viven vidas que no quieren vivir o que no saben porque las viven, viviendo en el fondo las vidas que otros querrían para ellas. Para poder conquistar la plenitud, es imprescindible conectar con lo que somos, con lo que nos gusta, con las cadenas que nos mantienen atados a expectativas de otros, a miedos de la infancia, conectar con ese niño o niña interior que espera ser cuidado, atendido, protegido, alimentado, amado. Es ese niño/a el que puede decirnos qué es lo que de verdad nos gusta hacer, aquello con lo que nos divertimos más, aquello que siempre nos ha gustado hacer, conectar con eso es fundamental para poder marcar una nueva dirección en la vida más acorde con nuestra naturaleza. Porque los niños manifiestan prácticamente sin filtros lo que son. Será entonces labor del adulto que reside en nosotros ayudar a ese niño a manifestarse en el mundo con inteligencia y habilidad.
Precisamente en esta línea, he publicado mi último artículo sobre los arquetipos del inocente y el huérfano, que tan importantes son ser consciente de ellos para poder crecer interiormente y asumir nuestra soberanía.
Aquí los mandalas de este último taller: