Nota: Este texto es el escrito introductorio al artículo de Robert Hoffman de 1984 sobre el Proceso Hoffman redactado por Luis Fernando Cámara, Director del Instituto Hoffman en España. El Proceso Hoffman es una intensa experiencia de auto-conocimiento, reconciliación con nuestro pasado, con nuestros padres y con nosotros mismos. Una hermoso regalo de Bob Hoffman a nuestra sociedad para aprender a sentirnos dignos de ser amados por nosotros y por los demás. Esta indignidad de ser amados es una de las raíces del desamor que prima en nuestras relaciones, en nuestra sociedad. El dolor que sufrimos con nuestros padres lo pasamos a nuestros hijos y éstos a sus vez a los suyos. Pasando generación tras generación un sufrimiento, unos rasgos negativos que contaminan nuestro mundo, nuestra vida y la de quienes nos rodean.
Cambiar el mundo pasa también por transformar estas programaciones negativas para poner fin a la perpetuación de un ser y un hacer impregnado de rasgos negativos. Es nuestra responsabilidad sumergirnos en nuestro interior para descubrir y conocer gran parte de los orígenes que dieron lugar a este sentimiento generalizado de sentirnos indignos de ser amados. Por mucha buena intención y positivismo de «buen rollito» que queramos poner a nuestra vida, el dolor de habernos sentido rechazados, abandonados, maltratados, desplazados, no queridos por nuestros padres, por uno o por ambos, sigue en capas profundas de nuestra psique, actuando día a día en nuestras reacciones, motivaciones más profundas, decisiones, experiencias, etc. En gran medida, nuestro destino está en manos de este inconsciente que gobierna nuestras vidas.
Es tarea del Héroe adentrarse en estos territorios para despertar en la medida de lo posible a los mecanismos que gobiernan nuestras emociones más profundas y liberarse de ellas para vivir vidas más plenas, sintiéndonos dignos de ser amados y con el permiso de ser nosotros mismos allí donde estemos.
Os invito a leer esta primera parte y las posteriores que iré publicando para acercarnos a esta dimensión del Viaje del Héroe, la dimensión de nuestra Sombra… una sombra que proyectamos en el mundo cuando no la aceptamos y que por tanto, la perpetuamos ahí fuera mientras no la alumbremos con la luz de nuestra conciencia y la integremos en nuestra personalidad.
La causa de la deshumanización de la humanidad, es parte de la enfermedad llamada neurosis universal. Esencialmente, desde un punto de vista amplio, la neurosis no es más que un estado de sentirse indigno de ser amado. Sin embargo, históricamente, el dolor y el conflicto causados por las actitudes «neuróticas» negativas, por los sentimientos y comportamientos neuróticos, han originado infelicidad personal y errores sociales incalculables. Estos comportamientos son los obstáculos reales a la realización personal y a la paz mundial.
A todos nos afecta diariamente la negatividad de la neurosis, tanto a nivel personal como colectivo. Desgraciadamente, los líderes mundiales y los tiranos viven sus neurosis en sus acciones, reacciones e interacciones, igual que cualquiera de nosotros. El genocidio de Adolfo Hitler contra los judíos fue uno de los ejemplos más extremos de esta insania. En su fascinante libro, «Por tu propio bien», la psicoanalista suiza Dra. Alice Miller acompañó la neurosis de Hitler desde su infancia, y demostró cómo él fue negativamente programado para ser capaz de cometer terribles atrocidades contra la humanidad. Al darse esto, se hace imperativo poner al descubierto y desenraizar todas las causas de las neurosis que han llevado a tan monstruoso y devastador comportamiento. Al hacerlo, quizás sea posible influenciar positivamente a los niños de hoy, futuros líderes de mañana para que conduzcan a la humanidad por un camino constructivo y no destructivo.
Es un concepto bien conocido y aceptado que cuando somos niños aprendemos comportamientos positivos y negativos por medio de la programación de nuestros padres. Aquí antes de seguir, es importante declarar, sin sombra de dudas, que nuestros padres, que inconscientemente nos programaron, aunque sean la causa, NO TIENEN CULPA. Ellos también fueron programados por sus padres: antes también lo fueron sus padres… Somos todos culpables de nuestros comportamientos negativos, pero no tenemos la culpa. Es una circunstancia desdichada que pasa de generación en generación. Este libro no pretende ser una acusación formal contra los padres o contra Vd., si Vd. es padre ó madre. Sin embargo, le ruego que lo lea, independientemente de su edad. Le ruego que se relacione con lo que lee como si fuera hijo/a de sus padres.
Todos compartimos el denominador común de haber nacido de un hombre y de una mujer, un padre y una madre. Cuando niños, éramos totalmente dependientes de nuestros padres con relación a la comida, a la orientación, ayuda y amor. Ellos eran nuestros modelos y ejemplos. Desgraciadamente, la mayoría de nosotros tuvimos padres que manifestaban programas y patrones negativos.
Al no conocer nada más, aprendimos y adoptamos estos programas y patrones como nuestros. Pero, ya que estos patrones han sido aprendidos, ¡pueden ser desaprendidos!
Al vivenciar estas mentiras adoptadas, olvidamos nuestra esencia verdadera y básica: el amor y el contacto con nosotros mismos. Sin embargo, podemos recordar y reivindicar nuestro ser real positivo innato y crear una vida mejor…. ¡Hay una salida!
Toda nuestra programación básica negativa ocurre antes de la pubertad (la edad de madurez biológica). El adulto en el que nos transformamos después de la pubertad, actúa automáticamente según su modelo de infancia. Algunos de Vds. han perdido sus padres en la infancia, sea por muerte ó separación. Algunos de Vds. fueron abandonados por uno ó ambos padres, vivieron con padres sustitutos ó en instituciones ó internados. Si fue así, la ausencia de los padres biológicos y la falta de su sustento y amor (sin importar cuánto hayan recibido de sus padres sustitutos), ha sido la causa básica de su falta de habilidad para relacionarse con el amor, consigo mismo y con los demás.
Muchos de Vds. tuvieron padres físicamente presentes, pero emocionalmente ausentes. El resultado es el mismo.
Desgraciadamente, nosotros pasamos la vida rechazándonos y creando situaciones en las que nos rechazan los demás. Abandonado físicamente ó no, Vd. dejó de sentir y recibir amor de sus padres de una forma palpable. Por ello, Vd. siente que no merece amor. Fue así que comenzó la falta de autoestima, junto con sentimientos de invalidación y de incapacidad de amar; el flagelo de la salud mental.
Varias escuelas y movimientos de crecimiento nos aconsejan que nos hagamos responsables de nuestras acciones, que soltemos la negatividad y que enfaticemos la positividad (como si ello fuera fácil). Estas técnicas y métodos aparentemente producen cambios, pero en algunos casos este cambio es temporal. Estos cambios pueden compararse con gruesas capas de crema puestas sobre la basura de la desoladora programación infantil, pero la raíz básica y principal permanece intacta.
Cuando el paso del tiempo deshace estas capas de crema, los problemas reaparecen de nuevo, con un gran impacto. Me refiero al bienintencionado fenómeno de la pseudopositividad, pero para que ocurra la transición real, tenemos que desenraizar la basura de nuestras vidas. Sólo entonces la negatividad podrá ser reciclada y convertirse en un comportamiento positivo. Sólo así la vida podrá ser vivida y experimentada en toda su plenitud.
Nuestros problemas comenzaron a germinar a partir del momento en que fuimos concebidos. Si nuestros padres se hubieran amado nos hubieran deseado, querido y criado hasta la pubertad con un flujo de amor consistente, no posesivo, no sofocante y con aprobación incondicional, hubieran podido ser evitados los devastadores efectos de la neurosis y sus consecuencias. Rara vez este es el caso. Si nos sentimos sobrecargados con la enfermedad de la programación negativa, entonces nuestros padres, consciente o inconscientemente, son los causantes de nuestra neurosis.
Cuando nosotros, desde el nivel más profundo de nuestro ser, aprendamos a perdonarles, experimental
y emocionalmente en vez de intelectualmente, podremos entonces perdonarnos a nosotros mismos, y encontrar la paz. Para alcanzar esta meta tan deseada, debemos llegar a un profundo estado de compasión, de perdón, comprensión sin condena y aceptación de los niños, que nuestros padres fueron un día. Al alcanzar esto, estaremos verdaderamente libres para aceptar, perdonar y amar a los adultos en los que ellos se transformaron. Haciéndolo podremos liberarnos del comportamiento negativo compulsivo y encontrar dentro de nosotros autoaceptación, perdón y amor a nosotros mismos.
Antes de que podamos borrar nuestros comportamientos, sentimientos y actitudes negativamente programadas y llegar a un estado en que nos sintamos dignos de ser amados, debemos romper con la dependencia y la necesidad psicológica hacia los padres de nuestra infancia. Este libro muestra cómo la liberación de las cadenas del pasado puede conseguirse aplicando las técnicas y la metodología del Proceso Hoffman. El Proceso se distingue de las muchas otras formas de psicoterapia por ser de corta duración, de tiempo limitado, poderoso, intensivo y estructurado.
Comienza haciendo consciente, aislando, y debilitando el Síndrome de Amor Negativo, la causa de la angustia emocional. Al comprender la dinámica del porqué hacemos esto con nosotros mismos, podemos dejar de hacerlo. Para erradicar la enfermedad, es necesario aislar la causa y después encontrar la solución.
¿Qué es el Proceso Hoffman?
por Luis Fernando Cámara
El Instituto Hoffman en España:
http://www.institutohoffman.com/