Entrada la noche, a plena luna llena y sin nubes en el cielo, caminaba yo de vuelta a casa por las calles semi-oscuras, vacías y tranquilas de Liverpool. Respirando este aire fresco que entra del mar y escuchando música en el moderno MP4, sentía la necesidad de quitar capas a la cebolla de nuevo. Volviendo a escribir para intentar retirar velos de mi mente y mi corazón.
A medida que pasan los años, y sobretodo últimamente que vivo aquí en Liverpool, siento más en mi mismo que estoy ‘viviendo’ esto que llamamos vida. Me paro a pensar en esto de vivir, pero partiendo de la base que creo o sé, que éste que vive no es tanto yo, como algo que va más allá de la forma y la materia. Digamos que miro esto de vivir como si estuviese de viaje en un país extranjero; en otras palabras, sintiendo que este mundo y lo que se hace en él es un tanto ajeno a mi verdadera naturaleza. Pero uno nunca sabe del todo si lo que uno cree realmente, lo sabe, o realmente se queda en el terreno de las creencias. La cuestión es que cierto o no, de momento siento que lo que aquí se hace es un poco, cómo decirlo, como un fluido espeso y denso, que se mueve de forma tosca y a trompicones. Tal vez es una descripción un tanto extraña, pero no encuentro la manera de describir como funciona este mundo, en concreto la sociedad, y sobretodo el día a día. Por ejemplo, es un hecho que por izquierda o por derecha, por arriba o por abajo, suelen aparecer complicaciones, cambios, problemas que resolver. Y sé que uno los puede ver como retos o como problemas; ver el vaso medio lleno o medio vacío, pero el tema es que es algo constante, con lo cual uno lo ha de ir sorteando con la mayor habilidad posible para seguir en pie. La verdad es que la mayor parte de las veces, si uno se pone se resuelven, lo que ocurre es que es algo constante y a veces como que un descanso no viene mal.
Por otro lado, no me refiero sólo a los cambios y complicaciones, sino también a esto de relacionarnos con los demás, porque cada uno de nosotros vivimos en realidades que me gusta llamar burbujas, porque suelen estar separadas unas de las otras aunque no nos lo parezca. Así que cada uno ve el mundo desde su burbuja y es difícil encontrar con quien realmente comunicarse. En otras palabras, que las burbujas interaccionen de tal manera que se cree un espacio en el que eso que los psicólogos llaman proyecciones quedan sobre la mesa y por tanto, existe una comunicación más real, más sincera y más auténtica. Y como por costumbre uno no es muy consciente o en absoluto de este fenómeno, las conversaciones a veces son monólogos en paralelo. Hay poca gente con la que realmente se pueda uno comunicar, y la comunicación me parece fundamental para compartir, aprender y evolucionar, ya que gracias a los demás también aprendemos de nosotros.
Mi percepción es que muchos de los problemas que emergen en las situaciones, cambios, complicaciones, etc., son causa de esta falta de comunicación y también enredos que se crean por las propias burbujas. Por la manera como cada individuo se vive a sí mismo en su burbuja, y vive las circunstancias y relaciones. En este sentido, creo que el punto clave está en la palabra ‘necesidad’. Y hablar de necesidad es hablar de carencia, de vacío, de “falta de”. La necesidad es la que hace que de forma inconsciente se muevan emociones para saciar carencias, y la mayor parte de las veces son la causa de los conflictos. Por ejemplo, necesidad de reconocimiento, de aceptación, de seguridad, de protagonismo, de afecto, de sentirnos útiles, etc. Estas necesidades básicas se esconden detrás del telón de lo que vemos, y son las que mueven las emociones y nos hacen confundir lo que ‘debería ser’ con lo que necesitamos. Así que esa especie de fluido espeso y denso que se mueve tosca y a trompicones tiene mucho que ver con nuestras burbujas y su funcionamiento.
Pero dado que nosotros también vivimos en nuestra propia burbuja, también estamos limitados por ella, y por tanto, también es necesario que la trabajemos para que la comunicación con otros sea más fácil y enriquecedora. Con lo cual uno siempre tiene que estar trabajando con uno mismo, quitando las capas a la cebolla, una después de otra. Y la verdad, a veces es un poco rollo porque no se acaba nunca. Uno no puede estar del todo seguro de que lo piensa, siente, hace o dice está completamente limpio de las estructuras y limitaciones del ego; de hecho creo que pocas veces lo está. Ya que en mi opinión, somos una continua expresión de lo inconsciente, y hacer consciente ese inconsciente me parece un trabajo laborioso, complejo, arduo, muchas veces confuso y lento. Y no es raro encontrarse en momentos en los que trabajando en ello, uno siente que realmente no sabe nada, y lo que sabe tampoco le sirve de mucho. Y esta naturaleza nuestra a veces me parece farragosa; me digo a mi mismo que podría ser más sencillo esto de ser. Y estoy seguro que existen formas más sencillas, pero no menos evolucionadas, aunque tal vez no en este plano.
El hecho es que siento esto de vivir, de mirarme los pies y ver que con ellos ando y me desplazo, mirarme las manos y ver que con ellas escribo. Mirar y ver lo que hago en el día a día, y que a esto le llamamos vivir. ¿Y en qué consiste vivir? En hacer actividades, en ganar dinero con ellas para poder pagar aquellas otras actividades que nos gustan, más para mantener en vida este cuerpo, dándole de comer, proveyéndole de un tejado, para mantener su salud, etc. La verdad es que visto así suena horrible, aburrido, y tremendamente carente de sentido. Miro esto de estar viviendo, y veo que sin sentido, la vida no tiene sentido. ¿Pero qué sentido darle? Muchos son los sentidos y motivaciones que nos mueven, pero en mi caso es la sensación que más arriba expresaba, de estar en un país un tanto extraño, en concreto las sociedades y cómo funcionan, lo que hay que hacer en ellas, y por tanto un sentido de ser más que lo que el día a día a simple vista tiene. Un sentido que podría llamar transpersonal. Desde aquí, dotar de vida y sentido a las actividades para que éstas sean las que me gustan hacer y que de éstas pueda ganar ese dinero para mantener mi cuerpo, y que a través de estas actividades pueda acercarme más a quien realmente soy y así pueda expresarse por completo en el día a día. Ésta sería una manera de ponerlo. Pero en esto de llegar a acercarnos a lo que realmente somos, y ser desde lo que somos, creo que es lo más complejo que la vida tiene.
Pues bien, con estas bases, para algunos seguro que un tanto extrañas, me predispongo a escribir unas líneas sobre esto llamado transpersonal, pero más aún, una (auto) crítica a esto de ‘ser transpersonal’. Me gustaría desmenuzar esto de ‘ser transpersonal’ para poderme acercar y comprenderlo con más claridad. Porque después de casi diez años sigo sin tenerlo claro. Porque no se trata de saber qué significa y en qué consiste, sino, cómo se vive, qué es ser transpersonal en el día a día. Mi intuición me dice que ser transpersonal es desarrollar sabiduría, que transpersonal es integrar en el día a día el macrocosmos con el microcosmos, es integrar los opuestos que continuamente encontramos. La transpersonalidad es la búsqueda de la libertad. Es conquistar nuestra libertad interior. Tengo la impresión que es fácil ponerse etiquetas, como ‘transpersonal’ o cualquier otra, ‘naturista’ por ejemplo, pero sin ser realmente esa etiqueta. En fin, trataré de despejar qué ocurre ahí. Quién es qué y quién y qué se identifica con qué. Porque lo más importante de esto de vivir, es ser. ¿Y qué es eso de ser? Empecemos entonces…
Definiendo lo Transpersonal
Supongo que por dónde uno debería empezar es por atender al término mismo. Así que vamos allá. Transpersonal. Palabra que deriva de la suma de trans y personal; palabra que significa más allá o a través de la persona. La palabra tiene sus orígenes en la Psicología Transpersonal, movimiento nacido a finales de los años 60 por un grupo de psicólogos humanistas como Maslow, Grof, Sutich y otros. Aunque se utilizó por primera vez en 1905 por William James en las llamadas “Gifford Lectures” en la Universidad de Edimburgo. Pero no entraré en este tema ahora. Quien esté interesado en ello sugiero leer sobre la Historia de la Psicología Transpersonal.
Pero ahora bien, y qué significa persona. Supongo que uno ya habrá leído en lugares varios y diversos que eso de persona (no recuerdo en qué idioma, si griego o latín), significa ‘máscara’. ¿Y qué representa una máscara? Veamos, a mi entender significa algo con lo cual puede uno cubrirse la cara, la verdadera identidad, un verdadero ser, lo auténtico, lo real, el verdadero rostro. Por tanto, una máscara es todo lo contrario, es algo falso, engañoso, para ocultar.
A ver, vamos a ver otra vez, persona es máscara, y máscara es algo que cubre lo auténtico, por tanto la persona es algo falso. Ui! aquí algo que se escapa, si la persona es una máscara, ¿qué hay detrás de la máscara que supuestamente es auténtico? En términos cotidianos, quién demonios soy si no soy yo, y si quien creo que soy no es lo que realmente soy; entonces, ¿qué creo que soy o qué es lo que realmente soy?, ¿quién soy entonces?, ¿y qué parte de mí es la máscara y qué parte la auténtica? Porque según parece si hay una máscara es que detrás está quien lleva la máscara. ¿No es un poco lío? Vamos a complicarlo un poco más: ¿quién hay detrás de esa parte de mí que no soy yo, pero que actúa como si lo fuese, y quien realmente soy, no lo soy, porque actúo desde quien no soy? Además, ¿por qué querría ese que soy ponerse una máscara para dejar de ser? ¿por qué necesitaría esa parte de mí ponerse una máscara para cubrirse?, ¿y en qué momento aparece la máscara?
Pero bueno, ¿sirve esto para algo o se queda en la simple retórica? Pues supongo que es la base de la ‘transpersonalidad’ y la base del misterio de la vida. Supongo también que es el camino hacia quiénes verdaderamente somos, es el camino de búsqueda personal, el camino que algunos llaman ‘espiritualidad’. Espiritualidad, porque es un camino que se dirige hacia el Espíritu, es un camino que tiene la cualidad del Espíritu, y por eso se llama espiritu-alidad. ¿Y qué es el Espíritu?, bueno aquí nos topamos con algo más complejo. Tal vez, el Espíritu es lo que se encuentra detrás de la máscara, y por tanto, el Espíritu es lo verdadero, lo real, lo auténtico, es lo que verdaderamente somos, es nuestra verdadera naturaleza. Pues si esto es correcto, asumiendo claro, que el Espíritu es real, hemos avanzado un poco en nuestro análisis del primer punto.
Si lo transpersonal es el conocimiento sobre eso que va más allá de la persona, es el conocimiento sobre el proceso hacia lo que va más allá de la persona, o sea, lo auténtico, lo transpersonal es el camino de búsqueda del Espíritu, lo transpersonal es la espiritualidad. Es el camino para encontrar quienes somos verdaderamente.
Algo sobre eso llamado ‘la búsqueda espiritual’
Este apartado lo escribiré siguiendo la forma de un diálogo entre maestro y alumno, porque me parece una forma más sencilla de acercarse a la cuestión, es más ágil y más ameno.
– Alumno: ¿Cómo se camina ese camino?, ¿qué autobús hay que coger y dónde está la parada?
– Maestro: ¡Ja!, aquí, a mi entender, empiezan los problemas. Personalmente me subscribo a la frase de Krishnamurti que dice: “La Verdad es una tierra sin caminos”.
– A: Pero hombre, no nos podemos quedar en esa frase tan bonita. Entiendo que eso llamado La Verdad, el Espíritu, lo auténtico, lo real, lo que sea, es algo por lo cual se llega por muchos caminos, que viene a ser lo que dice este buen hombre. Pero algunas pautas habrá, algo habrá que hacer, por algún sitio habrá que empezar…
– M: Pues sí, caminos hay-los. ¿Pero cómo puedo yo saber cuál es el mejor camino para alguien?, ¿cómo puedo yo saber cuál es el mejor camino para ti? Sólo tú puedes saberlo.
– Os cuesta soltar prenda, ¡eh! Algo habrá que tengan en común los caminos, algo que me sirva como guía, algo que deba recordar siempre. ¿Qué es lo más importante escoja el camino que escoja?
– Ya que mencionas lo de soltar prenda, debe de ser porque sólo uno puede vivir su propio camino y lo que a mi me funciona tal vez a ti no. No obstante, sin duda alguna para mí lo más importante y lo que siempre hay que tener en cuenta es a la conciencia.
– ¿Cómo la conciencia?, ¿a qué te refieres?
– A tratar de hacer consciente la máscara porque sólo haciéndola consciente la disolvemos y puede así emerger quien se esconde detrás.
– Ummm…, aquí me pierdo. A ver, volvamos atrás. ¿Qué pinta aquí la máscara?
– Si todo camino te lleva al Espíritu, o sea, a encontrar tu verdadera naturaleza, creo que es sensato dudar de aquellos caminos que no te ayudan a acercarte a lo que hay detrás de la máscara y por tanto a hacerte libre. Y para acercarse a eso que hay detrás, primero hay que darse cuenta de que llevamos una máscara, por tanto, hay que hacerse consciente de la misma. De lo contrario, no estamos haciendo nada, porque seguimos confundiendo la máscara con lo que se esconde detrás, no dándonos cuenta de que hay algo detrás. Es lo que en sánscrito llaman maya. La realidad que vivimos es una ilusión, y la máscara forma parte de ella.
– ¿Están completamente separadas la máscara y lo que se esconde detrás?, porque si es así, y no soy consciente de que soy mi máscara, el que está detrás no actúa para nada… ¿o cómo funciona esto?.
– La máscara la lleva alguien, alguien la anima, alguien le da vida y hace que ésta represente.
– No había pensado en eso, sí, tiene sentido. Entonces no están completamente separadas, porque si lo que hay detrás anima a la máscara, de alguna manera u otra le insufla una cualidad, la cualidad de la vida, u otras, ¿no es cierto?
– Sí, eso parece. Habría que ver cuáles son esas otras cualidades.
– ¿Y qué es eso de hacerse consciente?, ¿de qué va esto?, volvamos a lo que mencionabas de la conciencia.
– Todos tenemos la capacidad de observar y observando retirarnos de lo que estamos observando para tener una mayor perspectiva de lo que ocurre. Pudiendo ver desde más atrás, vemos más elementos que entran en juego. Sin embargo, cuando estamos muy pegados a algo, no vemos de qué manera ese algo se relaciona con su vecino, y éste con el otro, y así con el resto de piezas de un puzzle más grande. Por lo tanto, esta capacidad de darnos cuenta de, qué es lo que está ocurriendo y retroceder para ver con más perspectiva, es lo que se llama hacerse consciente. Y para ello la conciencia como facultad, como esencia de la observación, es la que nos permite hacerlo. Pero es una habilidad que hay que desarrollar. Nos hacemos conscientes porque nos damos cuenta de cosas que no habíamos visto por el simple hecho de retirarnos y ver con más perspectiva las piezas aparentemente desconectadas.
– Para el carro, aquí has dicho muchas cosas… a ver que piense.
– Simplemente que para poder leer una frase, tienes que alejarte lo suficiente para poder leer las palabras, y lo suficiente para poder leer la frase. En cambio si solo vieses una letra, no podrías ver la relación que tienen con las otras letras, y por tanto no podrías leer y sacar el significado de esa palabra, que, puesta en una frase, adquiere un significado.
– Um… una manera clara de ponerlo, pero… ¿qué es en términos prácticos, lo que vemos y dejamos de ver, a qué te refieres con eso?
– En mi opinión todo está conectado con lo que hacemos, cómo lo hacemos, cómo nos sentimos haciéndolo; está conectado con hasta qué punto somos realmente nosotros mismos. ¿Qué es ser uno mismo?, ¿eres tu mismo cuando estás entre amigos, entre compañeros de trabajado, entre familia, en todas las situaciones del día a día? ¿Somos nosotros mismos cuando estamos con gente?…
– Espera, espera, ¿a qué te refieres con ser tu mismo?
– Me refiero, por ejemplo, a actuar según lo que harías y no según lo que se esperaría; a actuar según tu corazón y no según el miedo al que dirán; a actuar según tu intuición y no según lo que otros dicen; a actuar según lo que realmente sientes que tienes que hacer en vez de estar haciendo algo para satisfacer las expectativas de otro, para así satisfacer tu necesidad de ser aceptado, dejando de hacer, como consecuencia, aquello que sientes. ¿Me explico?
– Creo que sí.
– Por ejemplo, tu preguntas, yo respondo, ambos estamos representado un rol, el que supuestamente sabe algo y el que quiere aprender, maestro-alumno. En esta relación, cabría preguntarse, cómo ve el alumno a este ‘maestro’ que le enseña, como su padre, como el deseo de quien le gustaría ser de mayor, etc. Y el maestro, cómo ve al alumno, cómo al hijo que no tuvo, como al hijo que sigue sus pasos en vez de dedicarse a ‘perder el tiempo’, etc. En seguida que se establece una relación emergen roles, emociones, deseos, expectativas, todo un conjunto de elementos de la psique, que si uno no está atento, es muy fácil, y de hecho ocurre constantemente, caer preso de estas estructuras.
– ¿Pero dónde está el problema de esto?
– Pues el problema emerge cuando uno no es uno mismo porque está respondiendo a una necesidad interna y por tanto, deja de ser para ser en función de esa necesidad. No sé si me explico.
– Pues no del todo…
– A ver, cogiendo la relación maestro-alumno, si el alumno tiene un problema con su padre, y desearía que éste fuese como el maestro que ha conocido, esperará del maestro que actúe como padre en vez de cómo maestro. Cuando el maestro no actúe como el alumno esperaría, al haberlo convertido en el padre, probablemente se enfade, se sienta mal, porque el maestro no está cumpliendo con lo que el alumno está proyectando en el maestro. A la inversa ocurriría, si el maestro, que no habiendo tenido un hijo o teniéndolo y éste no interesándose nada en estas cuestiones, se encuentra con alguien mucho más joven que él, en quien proyecta su deseo y necesidad de que su hijo le siga el camino. Pero cuando el ‘hijo adoptivo’ se revela, contradice al maestro, a la autoridad que representa el padre, el maestro es preso de esta estructura y deja de actuar como maestro sino como un padre sobre un hijo que no es el suyo. ¿Me sigues ahora?, en estas situaciones dejamos de ser quienes somos para adoptar unos roles que son la expresión de necesidades, deseos, miedos, conceptos, ideas, todo un conjunto de estructuras internas que constituyen nuestra psique.
– Creo que ahora sí que lo veo más claro. Entonces, todo esto que explicas es la máscara, ¿verdad?
– Eso creo, sí, entre otras cosas.
– Pongamos otro ejemplo. Supongamos que este alumno está enfermo desde hace bastante tiempo, y su madre tiene un carácter bastante frío y distante. Entonces el alumno, el hijo en este caso, espera que la madre lo cuide, le de cariño, etc. Este hijo ha tenido y tiene una carencia afectiva importante. La médico de este personaje, es como la madre que este paciente no ha tenido, así que como que tiene que verla a menudo, empieza a ver a su médico como su madre. Con lo cual, empieza a esperar de la médico lo que esperaría de la madre. Pero como que la médico es médico, no ejerce de madre, el paciente tampoco se cura del todo para que así que la médico pueda seguir cuidándole como no lo hace su madre. Por tanto, perpetúa su enfermedad, utilizándola como medio para mantener una necesidad afectiva que no queda cubierta por la verdadera madre.
Este sería otro ejemplo bastante típico, dentro del cual podríamos encontrar muchos más detalles y vericuetos de estos que hacen que no seamos nosotros mismos, y seamos en función de esa necesidad. Ocurre diariamente, sobretodo con aquellas personas con quienes más relación tenemos, pero no nos damos cuenta, y por tanto, vivimos siendo marionetas de lo que se cuece detrás del telón. Creyendo que somos nosotros, cuando en realidad es otra parte de nosotros quien nos está controlando.
– ¿Cuánto hay entonces que no vemos?
– Desde luego hay mucho más que no vemos de lo que realmente vemos.
– Y supongo que darse cuenta de estos entramados, hace que podamos cambiarlos y por tanto liberarnos.
– Exacto, ahí está el quid de la cuestión, en ver cada vez más para saber qué está ocurriendo detrás del telón, y sabiéndolo, poder actuar para cambiarlo. Pero esta vez actuamos desde la conciencia. Cogiendo la metáfora de las letras y palabras, se trata de llegar a leer el documento y no quedarse en una frase.
– Entonces parece que hay como dos partes, la que vemos y la que no vemos, ¿verdad?
– Sí.
– Y la que vemos es la parte que hacemos consciente cuando la observamos, sin embargo, la parte que todavía no hemos visto es una parte oscura, oculta, cómo llamarla…
– Se suele utilizar el término inconsciente, ya que todavía no es consciente.
– Ya veo… más arriba decías que podemos actuar conscientemente sobre lo que conocemos, pero no sobre lo inconsciente, es más, esto último tiene un efecto en nosotros mayor del que creemos.
– Exacto, mayor del que creemos porque no sabemos que existe y asumimos que todo lo que vemos es lo que hay, cuando en realidad no es así. Estamos en continua interacción con el entorno y con nosotros mismos, y en esta interacción hay un vaivén de respuestas por un lado y por el otro. Somos sistemas vivos que constantemente se están comunicando con información, y siempre hay respuesta a cualquier mensaje, por tanto, es un fluido continuo que entra y sale. En relación a este fluido de comunicación, nosotros, quienes quiera que seamos, percibimos parte de ese flujo de información. Esa es la parte consciente. Pero hay otra gran parte que es la inconsciente, que es toda esa información que circula sin que nos enteremos y que tiene un efecto sobre nosotros, sin que lo sepamos.
Tenemos sistemas en constante comunicación, y nosotros, la máscara y lo ‘oculto’ (lo que no vemos), están interpenetrados en este constante fluir de información. De hecho son información en sí mismos, tanto el uno como el otro. Pero para no complicarlo más, de este fluido de información la conciencia de nuestra máscara es consciente de parte de lo que se mueve, en cambio lo oculto es probablemente consciente de todo lo que se mueve, pero para la máscara es completamente inconsciente. Por eso la conciencia de la máscara necesita darse cuenta de la máscara dándose cuenta que existe algo que va más allá y que no es la máscara. En otras palabras, la conciencia necesita ver que hay una máscara que es llevada por ‘lo oculto’. Lo que ocurre es que este oculto, por ser oculto, se convierte en un misterio. Se convierte en algo desconocido, algo incontrolable, algo incierto, y por este motivo genera un paso hacia atrás. Por ello es necesario irse acercando poco a poco, tanteando el terreno. Es como intentar encontrar la puerta de salida en un laberinto a oscuras.
– Esto me encanta, quiero saber más… a ver más preguntas, ¿cómo me hago consciente de mi máscara entonces? Ya que parece ser que es lo primero que hay que hacer. Y si mi máscara y ‘lo oculto’ no están separados claramente, sino que están interpenetrados, ¿cómo puedo saber qué es máscara y qué es ‘lo oculto’? ¿cómo me quito la máscara una vez me he dado cuenta de ella? ¿Me puedo dar cuenta de toda la máscara entera?, ¿y qué es lo que llamas ‘lo oculto’?, ¿qué hay ahí?
– El tema es muy interesante y desde luego da para mucho, aunque normalmente sólo para aquellos que tienen un interés en saber de sí mismos. Vayamos por partes. Me haces buenas preguntas, que si algo son, son bastante complejas de responder porque estás dando en la diana de eso que se suele llamar camino personal, separar la máscara de ‘lo oculto’ para conectar con esto ‘oculto’ e irlo haciendo consciente. Al hacerlo, la máscara pierde protagonismo y lo cobra ‘el que está detrás’. Pero vayamos por partes, tu primera pregunta, ¿cómo me hago consciente de mi máscara? Lo primero que te diría es trata de responder a la pregunta, ¿quién eres? A ver, trata de responder…
– Pues me llamo José, soy de Barcelona, tengo 19 años, y estoy estudiando Comercio Internacional en la Universidad.
– Bien, es un primer paso, ¿y qué más?
– Soy hijo único, me gusta tocar el piano, de hecho llevo 15 años tocándolo, me gusta leer y escribir, me gusta hacer deporte, me gusta…
– Espera un momento, no sigas, ¿a quién le gusta tocar el piano?
– Pues a mí.
– Sí, pero ¿quién es ese ‘pues a mí’?
– Yo…
– ¿Y quién es ese yo a quien le gusta hacer todas esas cosas, que tiene todas esas otras y que se podría describir por muchas otras más?
– Pues no lo sé, ¿quién soy…? Complicado…
– …
– Bueno, lo que ocurre es que me defino a partir de lo que hago, lo que tengo, mis ideas, mi situación personal y familiar, mi descripción física, etc.
– Qué ocurriría si cada aspecto de estos que me cuentas fuese una prenda de ropa, y te fueses sacando toda la ropa, todos los aspectos que te definen, ¿qué quedaría?
– ¡Pues me quedaría desnudo! Me quedaría yo y mi cuerpo…
– Y si te desprendieses del cuerpo…
– Pues ya no sería yo, dejaría de existir.
– ¿Seguro?
– Bueno, eso es lo que creo, que soy esto que ves aquí, y si muere mi cuerpo muero yo.
– Mmm… dices que lo crees, ¿pero lo sabes o simplemente lo crees?
– Bueno, es algo que todo el mundo cree a mí alrededor, además, yo no soy de esos que cree en un Dios ahí sentado vigilando al que se porta bien y al que se porta mal.
– Así que piensas que la muerte es el fin de la vida…
– Bueno supongo, no lo sé, pero eso es lo que he pensado siempre, pero ya que me lo preguntas te diré que no estoy seguro, a veces tengo la sensción de que no tiene mucho sentido que la vida se acabe así, ni tampoco lo que hacemos los humanos.
– En mi opinión asumimos creencias, ideas, prejuicios, verdades simplemente porque son colectivas, pero que lo sean no significa que sean verdades. Vivimos en un mundo impregnado de una manera muy particular de ver la vida, es una manera materialista, que reduce la vida a células, conexiones neuronales, a átomos. Vivimos una época en la que el hombre entiende el Universo y al ser humano como una máquina, con unas piezas que encajan perfectamente, pero piezas de materia visible y palpable. Es el llamado determinismo, resultante de este universo máquina que despoja de toda trascendencia a la vida, de lo invisible, de todo lo no medible por la ciencia. Pero no es la única manera de ver el mundo, hay más y ha habido otras maneras de relacionarse con la realidad. De hecho pienso que los hechos hablan por si mismos, estamos destruyendo el mundo con esta manera tan materialista de ver la vida. Así que algo falla.
Pienso que es fundamental cuestionar todas y cada una de las creencias e ideas que tenemos. Es necesario emprender un camino para cuestionar lo que se da por sentado. Sólo de esta manera podrás ser tu mismo y responder a la pregunta de cuánto dentro de ti es tuyo o es del entorno en el que estás. Cuanto más haya dentro de ti que sea del entorno menos serás tú mismo, y a la inversa. Y si por ti mismo coincides con lo que se piensa en el entorno estupendo, y sino, pues debes seguir lo que tu piensas y crees.
Creo que una de las primeras preguntas que debes afrontar es la pregunta de la muerte, porque desde la muerte podrás transformar la manera en la que vas a vivir tu vida. En la muerte residen las respuestas a la vida, y aprendiendo de la muerte aprendemos a vivir, porque la muerte es la clave para comprender la vida. Este es un conocimiento ancestral, que ya los antiguos Egipcios de las antiguas dinastías conocían. Ellos conocían los terrenos del Duat, de lo invisible, del más allá. Pero has de ser tu quien empiece a caminar el camino del auto-conocimiento para tomar conciencia de tu/s máscara/s, velos que te separan de la realidad, de lo inconsciente, de lo oculto a tu conciencia ordinaria. Este camino te lleva a un despertar de conciencia.
Me preguntabas cómo puedes quitarte la máscara una vez te has dado cuenta de ella. No te puedes quitar la máscara de golpe. Primero porque la máscara es muy grande, o por lo menos cuando te quitas una debajo hay otra. Segundo, hacerlo es como mirar directamente al sol sin ningún tipo de protección. Te quedarías ciego. Y quedarse ciego sería no comprender nada y no poder seguir mirando. El conocimiento es como la luz, mucha luz es cegadora, pero poco a poco podemos irnos acostumbrando a ella. Las máscaras se caen solas como las costras cuando nos herimos. Una vez te das cuenta, poco a poco se va cayendo hasta que desaparece, pero aparece otra más sutil, más difícil de ver y más difícil de quitar.
Éste es el llamado trabajo personal, el camino de búsqueda interior, el camino espiritual para redescubrir quienes somos a base de ir quitando los velos que nos separan de nuestra verdadera identidad. Por esto el trabajo personal es un trabajo de conciencia, y un trabajo de conciencia es un trabajo de auto-observación, auto-conocimiento y auto-transformación, para observar, conocer y transformar lo que somos a medida que desplegamos nuestra conciencia sobre el extenso territorio de lo inconsciente. Y la ‘transpersonalidad’ entra cuando en esa búsqueda personal nos damos cuenta que en ese vasto inconsciente se encuentra también el Espíritu del cual somos inconscientes; abriendo nuestra conciencia a nuevas realidades ocultas para nuestra conciencia ordinaria, ampliamos nuestra percepción y perspectiva de quienes somos y de la vida. Haciéndolo disolvemos poco a poco esa máscara para entrar en contacto con lo que verdaderamente somos, quien se esconde detrás de ella.
Preguntabas al principio qué es lo más importante escoja el camino que escoja, y yo te respondía la conciencia. Éste es en síntesis lo que debe prevalecer en cualquiera de los caminos que te lleve a ‘Roma’. Muchos son los métodos, cada cuál a de escoger el que más se ajuste a su propio crecimiento teniendo en cuenta que lo importante es expandir nuestra conciencia en lo inconsciente.
Nota: texto escrito en Mayo del 2007 en Liverpool, UK.