El término transpersonal significa: más allá (o a través) de lo personal. Hace referencia a las experiencias en las cuales tiene lugar una expansión de nuestro limitado sentido de la identidad, así como el sentimiento de conexión con una realidad más grande y significativa.
Las experiencias religiosas o espirituales constituyen un elemento central de la experiencia transpersonal, no obstante, lo transpersonal también puede entenderse como la ampliación de nuestra consideración con (o nuestro sentido de identificación con) otras personas, la humanidad, la vida, el planeta o la naturaleza.
A pesar de que la psicología transpersonal ha sido influenciada por ideas y prácticas religiosas, es esencialmente una ciencia aplicada y no una religión o una ideología espiritual. También es muy distinta de aproximaciones más tradicionales como la psicología de la religión. El interés de la psicología transpersonal incluye, por ejemplo, fenómenos “no-religiosos” como soñar y la experiencia llamada “flow”. En sus fundamentos también se distingue en relación a cómo considera la experiencia (en vez de creencias, actitudes o comportamientos sociales), y su insistencia en que el psicólogo debe participar (en vez de simplemente observar) en el proceso de transformación-espiritual. De esta manera la experiencia y la práctica espiritual personal sirven para informar, fundamentar y enriquecer la investigación del psicólogo transpersonal.
La psicología transpersonal también se distingue de la parapsicología y de la investigación sobre fenómenos psíquicos, a pesar de que comparten entre sí importantes intereses (por ejemplo, sueños lúcidos, experiencias fuera del cuerpo y experiencias cercanas a la muerte, reencarnación, telepatía y mediumnidad). Si bien el énfasis principal de la parapsicología y de la investigación sobre fenómenos psíquicos está puesto en la búsqueda de evidencia objetiva de los fenómenos paranormales, la psicología transpersonal en cambio, está más interesada en el significado subjetivo que estas experiencias tienen para el individuo, así como su capacidad para promover una transformación espiritual y psicológica.
A pesar de que la psicología transpersonal se ha desarrollado dentro del dominio de la psicología científica, siempre ha reconocido el valor de las aportaciones de otras disciplinas en la comprensión de lo transpersonal. De esta manera, la psicología transpersonal es vista en algunas ocasiones como una parte de un movimiento interdisciplinar más grande que la incorpora, por ejemplo, aproximaciones transpersonales dentro de la antropología, los negocios, la terapia, en ecología, la educación, la medicina, las neurociencias, farmacología, filosofía, política, psiquiatría, estudios religiosos y sociología. Este movimiento transpersonal más amplio es generalmente entendido como un movimiento que no sólo representa una aproximación al conocimiento, sino también como un compromiso con una transformación espiritual del individuo, la sociedad, la cultura y las esferas políticas.
Historia de la psicología Transpersonal:
El primer psicólogo transpersonal nació en 1901-02, cuando el psicólogo Americano William James dio las llamadas “Gifford Lectures” en la Universidad de Edinburgh. En estas clases (publicadas en 1902 como The Varieties of Religious Experience) James se aproximó a la religión a través del estudio de la experiencia directa del individuo. La experiencia religiosa, defiende, es un tema legítimo de estudio para la psicología, y debe ser investigado usando métodos empíricos y científicos. William James fue también pionero en investigación de fenómenos psíquicos, y su interés en las experiencias religiosas se nutrió a través de sus conocimientos en las doctrinas Swedenborgian, Transcendentalismo Americano, Teosofía, Misticismo Cristiano, Sufismo, Budismo, Vedanta y Yoga, así como por sus propios experimentos con drogas para alterar la mente. William James es la primera persona conocida en haber usado en inglés el término trans-personal (en 1905). James defendió que nuestro estado ordinario de conciencia es un estado específico y limitado, y que un fino velo separa este estado ordinario de conciencia de un gran espectro de diferentes tipos de posibilidades de experiencias místicas y extraordinarias.
En el año 1901 se publicó Cosmic Consciousness, un libro esencial y altamente influyente acerca de la experiencia de que el Universo entero es un Ser vivo y ordenado, escrito por un psiquiatra Canadiense llamado Richard M. Bucke. La investigación fenomenológica y la sistematización de las experiencias místicas iniciadas por James y Bucke, fueron posteriormente refinadas y desarrolladas por escritores como Evelyn Underhill (Mysticism, 1911), Walter Stace (Mysticism & Philosophy, 1960) y Marghanita Laski (Ecstasy, 1961). Desde entonces se ha convertido en una importante área de investigación, como queda plasmado en el trabajo del psicólogo Americano Charles T. Tart así como en la Unidad de Investigación de Experiencias Religiosas (Religious Experience Research Unit) establecida en la distinguida British scientist Sir Alister Hardy en 1969.
Otro importante ímpetu en el desarrollo de la psicología transpersonal vino del movimiento psicoanalítico. Igual que William James, el psicólogo suizo C.G. Jung estaba muy interesado en lo paranormal y las experiencias religiosas. En un principio estuvo próximamente asociado a Sigmund Freud, no obstante, Jung se volvió altamente crítico con el rechazo continuo de Freud en relación a lo “oculto”, y su creencia de que la religión era una forma de neurosis. En vez de un estado inmaduro e insano de proyecciones psicológicas como lo veía Freud, Jung veía el impulso religioso como una manifestación y proyección de los arquetipos espirituales (patrones universales de experiencia humana) que existen en nuestra dimensión “transpersonal” llamada según él, el Inconsciente Colectivo. Jung vio que el objetivo de la vida humana era la individuación – en esencia la llamada espiritual para una completa integración humana y psicológica, o la realización del arquetipo del Self. Jung creía que la individuación podía ser facilitada a través de un trabajo creativo e imaginativo con las imágenes de los sueños, los símbolos y los mitos que representan el proceso de transformación espiritual.
El psiquiatra Italiano Roberto Assagioli era un estudiante de Raja Yoga y también de las enseñanzas esotéricas de Alice Bailey. Assagioli desarrolló un sistema teórico y práctico de terapia y de desarrollo psicológico llamado psicosíntesis que incorpora y enfatiza la dimensión espiritual de la experiencia humana. Assagioli defendía que el concepto Jungiano del Inconsciente Colectivo no distingue adecuadamente entre los tres tipos de inconsciente, el “alto”, “medio” y “bajo”. Para Assagioli, el desarrollo psicológico implica la exploración e integración (síntesis) de las tres dimensiones inconscientes. Según Assagioli, explorando y trabajando con el “alto” inconsciente podemos entrar en contacto con el Yo Superior (o Transpersonal Self). Aprendiendo a expresar y manifestar el Yo Superior, nos movemos más allá de la psicosíntesis personal hacia una psicosíntesis espiritual o transpersonal. Psicosíntesis, como sistema psicológico sugiere diversas técnicas prácticas, incluyendo meditación y visualización, como ayudas para la exploración transpersonal y la integración.
El psicólogo Americano Abraham Maslow se le conoce entre otras cosas por ser el fundador de la psicología humanista, la cuál vio como la “tercera fuerza” en psicología (las primeras dos que identificó son el Conductismo y el Psicoanálisis). La psicología humanista enfatiza la racionalidad humana, la capacidad de agencia, la conciencia, la salud mental, la realización del potencial del individuo y la autorrealización. También busca reconocer y estudiar las experiencias llamadas “higher human experiences” generalmente ignoradas o rechazadas por la psicología prevaleciente. Estas experiencias incluyen amor, empatía, creatividad, intuición, experiencias místicas, altruismo y compasión. Maslow encontró que muchas personas autorrealizadas tenían experiencias de trascendencia (p.j., experiencias cumbre, metamotivaciones o el deseo de realizar valores universales). Maslow interpretó estas experiencias trascendentes como una expresión de nuestra naturaleza humana (esencialmente biológica). Debido a la importancia y certeza de estas experiencias, Maslow sugirió que la psicología debería investigar estos fenómenos. A finales de los años 60, conjuntamente con colegas como Stanislav Grof, Anthony Sutich y otros, propusieron el término Psicología Transpersonal para esta “cuarta fuerza”. En 1969 se editó por primera vez la Revista de Psicología Transpersonal (Journal of Transpersonal Psychology) de quien Anthony Sutich fue su editor, y en 1972 se estableció la Asociación de Psicología Transpersonal (Association for Transpersonal Psychology)
Cambios sociales en los años 60 también contribuyeron al desarrollo de la psicología transpersonal. Éstos incluyen el uso extendido de drogas psicodélicas en América y Europa. A pesar de que a menudo fue más que una actividad recreativa o una vía para confirmar una postura antisistema, así como una identidad y estilo de vida alternativo, el LSD y la mescalina fueron vistos también como facilitadotes válidos para alcanzar estados espirituales de conciencia. En el libro The Doors of Perceptions (1954), el escritor Británico Aldous Huxley, defendió la idea de que la mescalina podía ser una ayuda válida para expandir la conciencia humana. También, en los años 50, el psiquiatra checho Stanislav Grof fue pionero en el uso clínico del LSD. Grof encontró que, especialmente con el uso de altas dosis, las personas relataban a menudo una inusual variedad de experiencias extraordinarias en las cuales el sentido del tiempo, el espacio y la identidad se veían drásticamente alterados. Grof creía que el LSD permitía a las personas experimentar realidades “transpersonales” que normalmente quedaban ocultas para el estado cotidiano de conciencia. Cuando el LSD fue prohibido, Grof encontró que experiencias similares podían inducirse usando una técnica que él mismo desarrolló llamada Holotropic BreathworkTM, la cual implica largas sesiones de respiración alterada combinada con música.
Durante este periodo, se produjo también una explosión en el interés de las religiones orientales (especialmente el Hinduismo y el Budismo) así como la meditación. Las enseñanzas orientales fueron vistas por muchos occidentales como enseñanzas básicamente prácticas y psicológicamente sofisticadas, que prometían experiencias directas de lo espiritual y que a menudo, en las tradiciones religiosas occidentales, se encontraban a faltar. Estas filosofías no solo fueron absorbidas por la popular contracultura del momento, sino que también dominaron en el terreno académico de la psicología transpersonal a través de la influencia de escritores como Alan Watts, D.T. Suzuki, Sri Aurobindo and Chogyam Trungpa. A pesar de que el Hinduismo y el Budismo son las que han tenido un claro impacto en la teoría y la investigación en la psicología transpersonal, otras enseñanzas mistico-religiosas también han influenciado. Estas incluyen la Cábala, Misticismo Crisitano, Gurdjieff, Chamanismo, Sufismo, Taoísmo, Teosofía y Wicca.
Desde principios de los año 60, la meditación y otros métodos de transformación personal como grupos de desarrollo personal, Yoga, psicodrama, terapia Gestalt, Holotropic Breathwork y trabajo con el cuerpo, se han venido enseñado en los “centros de crecimiento” de primera línea como el Esalen Institute, el cual se estableció en Big Sur, California en 1962. Estos centros se convirtieron en el foco de lo que se ha venido a llamar “movimiento del potencial humano” caracterizado por ser rico y difuso así como por una mezcla ecléctica de aproximaciones y tecnologías de transformación que en muchas maneras representan la vertiente práctica y experiencial de la psicología humanista y transpersonal.
Desde la fundación académica de la psicología transpersonal en 1969, se han llevado a cabo un número importante de investigaciones. Éstas incluyen una amplia investigación en estados alterados de conciencia así como los efectos fisiológicos y psicológicos de la meditación. La psicología transpersonal ha intentado definirse a sí misma con mayor precisión, con el fin de desarrollar una epistemología y metodología de investigación que sean más apropiadas a su objeto de estudio, para poder crear modelos teóricos de estados y procesos transpersonales que sean inteligibles, así como proveer de métodos prácticos y efectivos para guiar a aquellos que buscan explorar lo transpersonal.
También ha buscado reconocimiento y aceptación por parte del paradigma dominante en la psicología actual, y en 1996, la British Psychological Society fue la primera asociación profesional de psicología en aprobar la creación de una sección académica para la Psicología Transpersonal (Transpersonal Psychology Section). Otro desarrollo reciente ha sido la promoción de Martin Seligman de una aproximación llamada Psicología Positiva (Positive Psychology). Ésta enfatiza el bienestar humano y la plenitud incluyendo el desarrollo de las capacidades “espirituales” como el amor, la compasión y la sabiduría. En muchos sentidos, la Psicología Positiva trata de adoptar la visión tanto de la psicología humanista como transpersonal, enfatizando la importancia de adoptar la metodología de investigación tradicional disociándose así de la imagen que pueden tener ambas de aproximaciones de “no-científicas”.
El teórico contemporáneo que más ha influenciado (y también más controvertido) en la psicología académica transpersonal es el filósofo Americano Ken Wilber, que ahora prefiere describir su propia aproximación psicológica como “integral”. En una serie de brillantes libros y artículos empezando por El Espectro de la Conciencia (1977), Wilber ha desarrollado un marco conceptual extraordinario, sofisticado y de amplia aplicación. La teoría de Wilber está basada en la filosofía perenne (Aldoux Huxley, 1947), o en la creencia de que todas las religiones comparten una doctrina y una profunda estructura experiencial. Para Wilber, la filosofía perenne enseña la Gran Cadena del Ser, la interconexión evolutiva entre la Materia, la Mente y el Espíritu.
En el desarrollo psicológico, esta cadena evolutiva de la conciencia se manifiesta como una progresión desde el estadio prepersonal (donde no hay sentido de identidad, o una forma muy rudimentaria de identidad física), pasando por la conciencia personal (que implica una fuerte relación mente-ego), a una conciencia transpersonal (que implica la expansión de identidad más allá de lo personal y la dimensión mente-ego). Wilber identifica también sucesivas fases en el nivel transpersonal. Defiende que el desarrollo transpersonal, implica un movimiento de la conciencia desde lo sutil (identificación con la naturaleza, la experiencia imaginativa y de formas arquetípicas), pasando por una conciencia causal (en donde la experiencia no tiene forma o se tiene una experiencia de observador trascendente), hasta la conciencia última (en dónde el mundo de la forma reaparece, pero en esta fase es la experiencia directa de la proyección Mente/Espíritu). El modelo de desarrollo Transpersonal de Wilber se ha criticado por algunos por esta excesivamente basado en filosofías orientales, especialmente Advaita Vedanta, Zen y Budismo Tibetano, así como por no reconocer como importante la experiencia de las religiones teísticas. Algunas feministas y ecologistas transpersonales han criticando también que Wilber ha desarrollado un modelo patriarcal y jerárquico así como por devaluar la naturaleza del misticismo.
Nota: Este texto es una traducción literal del documento escrito por el Dr. Michael Daniels del Master de Conciencia y Psicología Transpersonal, Liverpool, UK.